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Andrónico Luksic busca socio para Canal 13 y apuesta a compartir riesgos en la compleja industria de la TV


Raberta

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Perder casi US$ 20 millones este año y la fortuna que las demandas podrían costarle a raíz del reportaje "Gato por Liebre", de 'Contacto', no son las únicas razones para abrir el naipe de opciones. Confía en que su nuevo director ejecutivo, Cristián Bofill, ordenará la casa, pero quiere bajar su perfil de asociación en una industria que lo expone a críticas públicas, y así compartir el riesgo de toda la operación. Ya habría sondeado a grupos de medios de carácter global y conversado también con Nicolás Ibáñez acá en Chile.

 

En agosto del año pasado, Danone demandó a Canal 13 por US$ 20 millones, debido a un reportaje del programa ‘Contacto’ que impactó fuertemente en las ventas de sus tres marcas emblemáticas de yogures: Activia, Griego y Parmalat Diet.

La acción legal se sumó a la de Jumbo, cuya demanda contra al canal de Andrónico Luksic fue por cerca de US$ 15 millones.

A las demandas de Danone y Jumbo se sumaron luego la de Carbonell por US$ 7.5 millones y la de empresa Ideal –filial del grupo mexicano Bimbo– por US$ 80 millones. Eso significaba que, en total, el capítulo “Gato por Liebre” de ‘Contacto’ tenía el potencial de costarle a Luksic US$ 122.5 millones, más del doble de lo que pagó por ganar el control del canal en 2010.
La cifra tiene que haber despertado al menos su interés –si no su preocupación–, ya que sería él quien tendría que responder, no el holding familiar. No hay que olvidar que la compra de Canal 13 fue una aventura personal de Andrónico Luksic que no forma parte de Quiñenco, la matriz de negocios del grupo económico número 1 de Chile.

Al cierre de este reportaje, Canal 13 había llegado a acuerdos con Danone y Jumbo.
Preocupado o no, en el momento más delicado de las negociaciones con Danone, Luksic decide involucrarse personalmente y se reúne con el gerente general de Danone Chile, el argentino Luis Patrón, en forma reservada. De esa reunión nunca se ha sabido nada en público, pero El Mostrador Mercados tiene entendido que no fue amistosa. Andrónico Luksic habría mostrado su lado duro, usado palabras fuertes y hecho advertencias acerca de lo complicado que podría ser para Danone enfrentarse al poder de Canal 13, la Iglesia católica y los Luksic. Dos fuentes validan esa versión, aunque con diferentes matices. Una revela que Patrón salió de la reunión sorprendido por el tono y se los comentó a cercanos. Hace varias semanas que este medio ha intentado, sin éxito, que Danone y Canal 13 den su versión para esta nota.

En lo que sí hay consenso entre las fuentes al interior de Canal 13 y cercanos al directorio con quienes hablamos, es que la crisis de ‘Contacto’ fue un punto de inflexión que forzó a Luksic a poner más atención en la estación y es un factor relevante en la decisión que tomó en los últimos meses de abrirse a buscar un socio.

 

En todo caso, perder casi US$ 20 millones este año y la fortuna que las demandas podrían costarle por el reportaje de ‘Contacto’ no son las razones exclusivas. Confía en que Cristián Bofill, director ejecutivo de la estación, y Carolina García de la Huerta, su mano derecha y presidenta del directorio de la estación –a la vez gerente de asuntos corporativos de Quiñenco–, ordenarán la casa, pero quiere bajar su perfil de asociación personal al canal y compartir el riesgo. Ya habría sondeado a algunos grupos extranjeros y conversado con Nicolás Ibáñez acá en Chile.

De hecho, en la actualidad estaría sondeando la contratación de dos bancos de inversión, con el fin de encontrar capitales foráneos interesados en entrar en la industria televisiva chilena, pues en el país no habría muchos prospectos. Una alta fuente cercana al directorio revela que ha habido sondeos preliminares con cuatro grupos de medios extranjeros con vasta experiencia y ambiciones globales.
La fórmula es similar a la que el grupo Luksic utiliza en casi todos su negocios. En Banco Chile tienen como socio a Citigroup, en CCU a Heineken, en Vapores se asociaron con Hapag-Lloyd y así con el resto de casi todas las empresas del holding.

Al interior del grupo descartan que Luksic tenga interés en vender el canal, pero son más evasivos en explicar cuáles son las opciones que se barajan. Sí admiten que, a través de la Universidad Católica, que se quedó con el 33% del canal, ha habido conversaciones con terceros.

Es en ese contexto que Nicolás Ibáñez entró en escena.

Cuando Luksic compró Canal 13, la universidad recibió US$ 55 millones para saldar las deudas que había adquirido con la estación. Pero el acuerdo también contempla que la entidad pontificia puede ejercer una opción de recompra del 17%, para llegar a la mitad de la propiedad dentro de los próximos años.

En el Consejo Superior de la PUC se ha evaluado ejercer la opción que se acordó con Luksic, para recomprar el 17% del canal y así alcanzar un 50% de la propiedad. La idea es vender después esa participación a un mayor precio, cuando el canal eventualmente se abra en bolsa, o a una parte interesada en conformar sociedad de Luksic. Con esos fondos se invertiría en crear un nuevo canal que usaría las nuevas frecuencias a abrirse con la estrenada Ley de TV Digital.

Hay dos versiones sobre cómo se le ofreció el negocio a Ibáñez. Una es que abiertamente el Grupo Luksic conversó para ver la posibilidad de que entrara como socio, comprando parte de lo que tiene la PUC.

La segundo versión es que el empresario habría mostrado interés en comprar el canal de la Universidad Católica de Valparaíso y que, entonces, el Consejo Superior de la PUC le habría propuesto asociarse para formar un canal más grande, sumando las dos señales digitales a que tiene derecho, las que aportarían a la sociedad junto a los fondos que recaudarían vendiendo su participación en Canal 13.
El canal reflejaría la sensibilidad conservadora de una estación católica, algo con lo que Nicolás Ibáñez comulga.

El costo de ser dueño de un medio

Cuando Andrónico Luksic decidió comprar Canal 13, ser dueño de un medio en Chile daba un poder, influencia y prestigio que la plata por sí misma no podía comprar y también era una forma de protegerse del escrutinio. Álvaro Saieh, Sebastián Piñera, Ricardo Claro y, por supuesto, la familia Edwards eran claros ejemplos. Pero eso cambió y ahora tener un medio representa también un alto nivel de exposición a la crítica pública. Esto es algo que Luksic no tenía contemplado y con lo que, confidencian varios cercanos, no se siente cómodo. Como si fuera poco, esto también salpica al resto de su familia, a pesar de que ellos no tienen nada que ver con el canal, pero él sabe que la mayoría de la opinión pública no hace esa diferencia.

El bicho por tener un medio lo tenía hacía tiempo. Como El Mostrador reveló en su momento, en 2010 Andrónico Luksic Craig levantó el teléfono, llamó a Álvaro Saieh y le propuso comprar a medias Chilevisión cuando Piñera puso el canal en venta al asumir la Presidencia.

Irónicamente, fue en 2011, durante el peak del movimiento estudiantil en el gobierno de Piñera, que Luksic comenzó a percatarse de que ser dueño de un medio no es tan divertido como parece. Cercanos al directorio confidencian que los telefonazos criticando la cobertura del canal eran constantes por parte del gobierno y políticos de la derecha. Colegas empresarios se sumaban a las críticas y le enrostraban que Tele13, el noticiario preferido de la élite, era antiempresarial.

A Luksic también le tomó su tiempo darse cuenta de lo complejo que es manejar el negocio mismo de la tele. Eso, en parte, se ha visto reflejado en la sucesión de directores ejecutivos que desde agosto del 2013 han pasado por el cargo: Nicolás Eyzaguirre, David Belmar, Rodrigo Terré, Luis Hernán Browne y ahora Bofill. Las mayores críticas se las hacen a Terré, pero solo en reserva. Dicen que sus habilidades no son compatibles con la industria televisiva. En las negociaciones que se generaron a raíz de las demandas en contra del canal por ‘Contacto’, Terré es descrito como indeciso y a veces desinteresado.
De acuerdo a un reportaje de revista Capital, la consultora McKinsey entregó un informe en que advertía que la señal necesitaba mejorar sus procesos, sobre todo en el área creativa, y hacía también recomendaciones para Prensa y las áreas comerciales.

Fuentes cercanas al directorio indican que Luksic tiene pocas dudas de que Bofill le devolverá la identidad y la estabilidad al canal, y “los números azules vendrán como resultado”, explican.
En carpeta hay un ambicioso plan que contempla un nuevo canal de noticias y fortalecimiento de las radios que tiene la estación. Pero para eso se necesita caja y un socio estratégico haría menos dolorosa la inversión que se requiere.

Negocio poco predecible

Hoy Canal 13 es una empresa con muy poca caja y altamente endeudada, a pesar de que ha reducido con fuerza sus inversiones. La inversión en propiedades, plantas y equipos asciende a $1.048 millones a septiembre de este año, mientras que en el lapso comparable anterior ésta alcanzó los $10.566 millones.

Al noveno mes del año tiene caja por $227 millones, mientras sus pasivos corrientes (deuda a 12 meses) superan los $40 mil millones, siendo sus principales acreedores Santander, BCI y Security.
En cuanto a las utilidades, la irrupción de Luksic en el canal católico no muestra tendencias claras en sus resultados, sino vaivenes. A septiembre de 2014 –en un año marcado por los menores ingresos por publicidad que han afectado a la industria televisiva–, la empresa reportó pérdidas por $10.490 millones, en circunstancias de que en el período comparable anterior sus utilidades alcanzaron unos $6.200 millones.

“Este resultado se explica principalmente por un aumento en costos de 19,59%, por la apuesta de mayor diversificación de contenido en el horario prime, por los costos del Mundial 2014, el efecto de exhibición de teleseries en horario de las 20 horas y por los menores ingresos del periodo, un 10,94%, asociado a menores ventas de televisión abierta que se relaciona con el menor rating de Canal 13”, explicó la empresa en su análisis razonado del reporte financiero, todos factores que han incidido para que, a noviembre, la señal se ubique cuarta en rating.

En 2013 la sociedad generó utilidades por $7.191 millones, cifra que mostró una contracción de 7,6% frente a los $7.785 millones de 2012, a pesar de que el año pasado la empresa se benefició de un resultado no operacional por $397,3 millones que supusieron los ingresos generados por las radios Oasis y Horizonte.

Con este escenario, no hay muchas razones para descongelar el proceso de apertura a bolsa que tenía motivada a la compañía a principios de 2013, cuando inició la inscripción de sus acciones en la SVS, oportunidad en que comunicó la emisión de 100 millones de acciones que equivaldrían a US$40 millones. Según el prospecto que posteriormente envió al regulador, el 32,08% se colocaría en el mercado y, del capital recaudado, un 60%, sería para fortalecer su plan de desarrollo y un 40% para implementar la tecnología necesaria para adecuarse a la televisión digital.

 

Fuente: El Mostrador

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